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sábado, 5 de abril de 2014

0141 - Vértices Geodésicos C.V.: Atalayas (985 m) / A+ 956 m / 17,75 km



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Este sábado nos iríamos a la Sierra de las Atalayas. La ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 141 en altura de la Comunidad Valenciana, Atalayas, con 985 m de altitud,  situado en el Término Municipal de Zarra, Valencia.


Para llegar al punto de inicio seguiríamos la A-3 hasta Requena, salida 291 y después por la N-330, La Portera, Los Pedrones, Cofrentes, Jalance, Jarafuel y Teresa de Cofrentes. Desde ahí, por la CV-445 llegaríamos a Zarra.  



Comenzaríamos dirigiéndonos hacia el Norte pasando por el Molino de Rafael, la Balsica Nofre y el Cerrico Redondo, llegando hasta la Cantera. Después se suavizaría momentáneamente el ascenso y  cogeríamos el cordal de la Sierra pasando por el Pico de la Mina y el Pico de la Sima, bajando al Collado de Alpera, donde hay un cruce multipistas.


Desde ahí subiríamos al vértice Atalayas por el cortafuegos y volveríamos a bajar al Collado. A continuación bajaríamos al Barranco de la Hoz que recorreríamos a media altura y que, pasando por la Fuente de la Panoja (que no vimos), nos llevaría de vuelta a Zarra.

Aquí tenéis el vídeo de la simulación de vuelo sobre la ruta que he preparado para que os hagáis una idea fiel del recorrido.





Esta semana sólo pudimos acudir a la cita Manuel Carlos y yo. Al ir solos pensamos en que quizás imprimiríamos un ritmo alto en las subidas y bajadas pronunciadas que habría y así igual terminaríamos pronto sin tener que quedarnos a comer, pero la dureza de la ruta y los varios tramos aventureros hicieron que se alargara más de lo previsto... en tiempo, que no en sensaciones, que ésas siempre son bien recibidas.

Comenzábamos la ruta alrededor de las 8 de la mañana desde Zarra, en un día que se presentó ventoso y nublado, aunque con perspectivas de que mejorase.




Atravesamos sus calles tranquilas saliendo hacia el Molino de Rafael, una gran casota que se encuentra cerca del lecho del barranco.




No esperábamos gran cosa de la primera parte de la ruta y el paisaje que nos encontramos al principio no era muy alentador, aunque enseguida comenzamos a pasar por una zona herbosa donde corría al agua por todas partes.





Primera aventura. Había trazado el track por el interior de la pequeña canal que se ve en la imagen para poder acceder más adelante al cortafuegos que recorre el cordal. Vimos que parecía factible y hacia dentro que nos fuimos.




Hay un momento, a la altura del arbusto verde oscuro que se ve al fondo a la derecha en que vimos que convenía ir pegados a la pared en lugar de continuar por el fondo, que estaba demasiado frondoso.



Buf, bueno, la primera aventurilla la hemos superado.


Al fondo se veían las antenas del Cerro Gordo.


Circulando ahora entre caminos, campos de almendros y tramos a través, llegamos a la zona de las canteras y enlazamos con la pista que nos llevaría directos al cortafuegos.




Cerca del inicio del cortafuegos se encontraba un grupo de pinos de otra especie y arriba de uno de ellos habían construido un intento de caseta.


Como puede verse a partir de este punto de la crónica, estos cortafuegos no son cualquier cosa y están bastante inclinados tanto hacia arriba como hacia abajo.



Las vistas, a pesar de las nubes, esta vez nos dejaban ver algo y se apreciaba el monte Cerro Gordo en primera línea y detrás el "cercado" Montemayor, que ya conocíamos.





La visión que teníamos de la ruta iba cambiando gratamente. Las subidas por los limpios cortafuegos nos estaban dando muy buenas vistas y además eran disfrutones. Una mirada a lo que continuaba nos levantaba el ánimo.






Las bajadas las hacíamos trotando a ratos y las subidas como podíamos, jeje, que tenían un grado de inclinación bastante exigente.







Una vista atrás a aquello que parecía la Gran Muralla China. Un espectáculo.

 

Vimos una gruta subterránea que tenía continuación hacia ambos lados.


Y hacia delante lo que todavía nos quedaba, el Pico de la Sima y el Atalaya.







 



Los puntos donde pararse a admirar el paisaje se sucedían muy a menudo.






Y aquí tenemos nuestra última subida, el Atalayas.


Como se apreciaba con el zoom, tendríamos que superar esos resaltes rocosos que ya veríamos cómo cuando llegáramos allí.






"Ventiladores en la niebla" próxima película cuyo título se le ocurrió a Manuel Carlos.



Bueno, ya estábamos en el comienzo. A tomar aire y para arriba.




El primer obstáculo rocoso que encontramos cuando llegamos arriba no sabíamos por donde subirlo. Miramos un poco por la derecha y por la izquierda, pero no le veíamos una subida fácil.

 
Optamos por el centro. Las rocas tenían buen agarre, aunque esta subida se puede evitar, como ya diremos más adelante y no es apta para gente que no esté algo acostumbrada  a trepar por las rocas.






 
Para superar el último resalte de estas primeras rocas había que pasar por esa hendidura, donde la maldita aliaga estaba estratégicamente situada.


El segundo grupo de rocas que venía a continuación presentaba más dificultad y más verticalidad, por lo que tuvimos la suerte de ver una senda que partía por su izquierda y que lo rodeaba e iba subiendo con comodidad.



El vértice lo vimos encaramado a otro grupillo de rocas, al que llegamos rodeándolo por la diestra.



Felices por estar aquí, pero este vértice había habido que ganárselo y sobre todo había tenido bastantes imprevistos y todos para bien: las vistas desde todo el cordal, el efecto "Muralla China", las divertidas y pronunciadas bajadas y las sufridas subidas.






Aunque se abrían otras opciones, decidimos bajar por el mismo sitio hasta la parte superior del primer resalte aprovechando la sendita que habíamos encontrado para subir, pero en lugar de bajar la trepada por donde habíamos subido, lo que hubiera estado complicado, vimos que se podía bajar facilmente por la derecha y así volvimos a encontrar otra senda, que igual era la continuación de la anterior y que nos llevaba andando, que no trepando, hasta la base de las rocas. Recomiendo esta alternativa tanto para subir como para bajar para aquellas personas que quieran huir de las rocas. De todas formas así tenéis las dos alternativas y se puede elegir.





Encaramos de nuevo el cortafuegos que habíamos subido y que ahora tocaba bajar hasta llegar de nuevo al Collado multipistas de Alpera.



Una vez abajo, podíamos ver la punta donde habíamos estado hacía unos instantes.



Continuamos ahora por la pista que recorre uno de los múltiples cortafuegos de la zona, hasta que llegamos al Barranco de Perichinto. No sé si lo he dicho antes pero toda la ruta está sin marcas y hay que guiarse del GPS.




Recorrimos el barranco durante un rato por su lecho. Hay una senda que se puede seguir facilmente.





 Cuando estábamos próximos a enlazar con el Barranco de la Hoz, había previsto subir por la derecha para enlazar con otro cortafuegos. Aunque es un corto tramo campo a través y no reviste dificultad, se pudiera haber continuado unos 200 metros más por el lecho del barranco y coger el cortafuegos desde su inicio, pero así recortábamos un poco.


Un tramo por el cortafuegos y a mitad de él nos salimos por la izquierda para seguir la dirección que nos interesaba. Aquí comienza otro tramo de aventura. El principio era monte a través entre pinos. Había trazado el track buscando la parte que más límpia se veía en la ortofoto, pero no sé por qué acabamos yéndonos un poco hacia la derecha. Nos hubiera venido bien Jose en este punto para decirnos que nos salíamos del track, jeje,  aunque después esto nos vino bien ya que fuimos bajando lateralmente y poco a poco en lugar de a saco.





Desde arriba veíamos al otro lado del valle un bonito promontorio rocoso al que se podía acceder por una senda.



Esto es el comienzo del Barranco de la Hoz. La apariencia es espectacular y pienso que valdría la pena venir un día para ver si se puede continuar por el lecho del barranco desde Zarra y regresar por la senda, por ejemplo.

 
 

 Fuimos bajando hacia las ruinas de las Casas de Sanjurjo. En un momento del descenso vimos un grupo de colmenas, pero facilmente bordeables. Este grupo de casas debió estar muy bien acondicionado. La belleza del lugar es incontestable y habían hecho que la conducción de agua por una acequia atravesara el interior del caserío, lo que le daba muchas posibilidades y comodidades. También vimos lo que parecía ser un horno casero.




A partir de aquí había querido utilizar un tramo de un track que había encontrado en wikiloc de Miguel Abarca, que se había marcado una sesión de 27 km corriendo y había tocado esta parte que nos interesaba.



Este track yo lo aprovechaba desde las Casas de Sanjurjo y vimos que ahora él tiraba para arriba directamente por la izquierda, por donde en principio no se podía subir. Pienso que lo haría para buscar una salida que le permitiera enlazar con la senda de arriba. Nos encontramos por un momento pensando que ahora estábamos en una especie de callejón sin salida. Hacia delante se podía, pero no nos servía continuar. Debíamos subir por la izquierda para encontrar una teórica senda que no se veía en ningún mapa pero que parecía que Miguel había seguido para llegar a Zarra. Llegamos a pensar en que si ese track no sería correcto o no se habría trazado bien.

La otra alternativa era meterse para continuar hacia el lecho del Barranco de la Hoz y buscarle continuidad y si llegaba el momento en que no pudiéramos, intentar subir hacia la teórica senda... si se podía. Momento de reflexión, de quitarse la mochila y coger unos espárragos, que siempre ayuda a pensar.

Pensaba que si nos poníamos, subíamos, pero si después la senda no existía aquello corría riesgo de convertirse en un "Escalamunda 2".

Aunque nos mosqueaba mucho que el tal Miguel se hubiera tirado por aquí para arriba, decidimos fiarnos y buscar una manera de subir algo más lateralmente e ir progresando.




Llegamos a la parte superior, no siendo excdesivamente complicado, pero sí habiendo que superar un buen desnivel de golpe y tras un tramo entre los pinos al final encontramos la codiciada senda, que ¡sí! existía a pesar de no estar documentada en ningún sitio.




Esta senda que recorre el Barranco de la Hoz a media altura, lo hace por su umbría y tiene sombra en casi todo su recorrido. Continuaba hasta llegar a Zarra y su longitud fue de 4,5 km., toda así, estrecha y de a uno. Fuimos por ella bastante rápidos y le comentaba a Manuel Carlos que parecía que íbamos a ritmo de GR-7, cuando las etapas eran de 35-40 km y teníamos que apresurarnos para acabar en tiempo y forma.









Conforme nos acercábamos a Zarra podíamos ver la población de Teresa de Cofrentes, que quedaba un poco más a la izquierda de aquella. Y asomando detrás, la Sierra donde se ubica el Cinto Cabra y el Puntal de Sácaras.









En primer plano la población de Zarra antes de comenzar el descenso.


Teresa de Cofrentes acercada con el zoom.

 

 Bonito el campanario de Zarra, así como su plaza. En ella había una fuente de la que manaba un agua fresca y muy apetecible. No pudimos resistirnos a tomarnos una cerveza en el bar, después de los esfuerzos que habíamos hecho, del alto ritmo que nos habíamos impuesto en las zonas en que se podía y para celebrar el éxito y la conclusión de la ruta.




En la calle de arriba de donde habíamos aparcado el coche se encontraba el lavadero de Zarra, así que lo cogimos y nos desplazamos hasta él, dándonos allí un buen refrescón de pies, que bien que se lo merecían.





Una ruta que ha superado con mucho las expectativas de ella que tenía al inicio y cuando la estaba componiendo. Pensaba que lo que nos depararía mejores sensaciones sería la segunda parte, pero en realidad fue bastante equililbrada porque el paso por la primera canal ya nos subió la adrenalina y el circular por los cortafuegos de la cresta, además del esfuerzo de las subidas y las bajadas, nos permitió unas vistas preciosas de los alrededores.

Las trepadas de la parte final de la subida al Atalayas fueron muy divertidas y sobre todo la sensación de aventura y descubrimiento de por dónde pasar. Para gente menos avezada o que se quiera exponer menos, recomiendo que suban y bajen al Atalaya siguiendo la senda por la que bajamos nosotros.

El tramo desde el final del Barranco de Perichinto hasta enlazar con la larguísima senda hasta Zarra, está sólo reservado a aquellos que deseen pasar un rato de aventura y esfuerzo, sobre todo la subida desde las ruinas de Casas de Sanjurjo por la ladera rocosa de la izquierda.

Una zona con muchas posibilidades, como nos viene demostrando cada vez que nos acercamos por aquí.





Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE

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