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sábado, 14 de enero de 2012

0049 - Vértices Geodésicos C.V.: Fredes (1235 m) / A+ 1221 m / 23,3 km

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"¿Y ahora qué?"
(Una mañana muy intensa)


Este sábado la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 49 en altura de la Comunidad Valenciana, Fredes, con 1235 m de altitud, situado en el Término Municipal de La Pobla de Benifassá, Castellón.

Este espectacular recorrido nos llevaría desde el Pantano de Ulldecona al Portell de l’Infern y Fredes y regresaríamos por un sendero poco pisado y aventurero.

Haríamos la ruta en el sentido contrario de las agujas del reloj. Saldríamos desde el Mas de Joan, situado a la orilla del Embassament de Ulldecona. En un principio seguiríamos el PR-CV-75.1 que nos llevaría a través dels Estrets de la Ronyosa, pasando más tarde por el Portell de l’Infern, donde caminaríamos por sus balmas. A continuación visitaríamos la Font del Teix y llegaríamos a Fredes.

Dejaríamos la población en dirección Sud-Oeste siguiendo un tramo del GR-7 y tras 2 km nos desviaríamos en dirección Sud-Este por uno de los Senderos recomendados en el magnífico mapa de la Tinença de El Tossal Cartografies. Este sendero nos llevaría hasta el vértice Fredes.

Seguiríamos y en fuerte descenso nos meteríamos por el Barranc del Pregó y nos saldríamos por la izquierda hacia la Font dels Baciets. Veríamos de cerca el Castillo de Beni-Hassan, situado en un promontorio y el Monasterio de Sta. María de Benifassá, llegando después hasta la Font de la Boteta y al Mas de Joan, punto de inicio y final de la ruta.

Para ilustrar la salida y que el personal se hiciera una idea fiable de lo que nos íbamos a encontrar, había preparado y publicado en la propuesta de la ruta este video que simulaba un vuelo en 3D a lo largo del track y que no sé si daba confianza o la mermaba.


A la cita acudieron: Mari y Jose, Kiquet, Manuel Carlos y un servidor. Siendo las 7:45 comenzamos a caminar en una mañana clara, sin viento y que a pesar de los 2 o 3 grados de temperatura no transmitía mucha sensación de frío.

Aparcamos junto al pantano, que seguro que ha conocido mejores horas y seguimos de inicio el PR-CV-75-1, que nos acompañaría hasta Fredes.



La subida nos metió enseguida de lleno en el mágico entorno de Els Ports mientras atravesábamos els Estrets de la Ronyosa. La subida iba a ser casi constante durante los primeros 12 kilómetros, lo que hizo que la ropa de abrigo fuese enseguida a las mochilas.






No vimos elSol hasta que estuvimos bastante altos y el astro se atrevió por fin a sobrepasar las montañas que nos rodeaban.

En el Coll del Ferri, ante una bifurcación, cogimos la de la derecha creyendo que era la correcta, ya que las dos iban en principio casi paralelas. Después de pegarnos una buena subida y ante el embelesamiento de caminar por una preciosa senda cantando el "aibó, aibó, aibó", tuve que romper el encanto, al darme cuenta de que no seguíamos el camino correcto. Esta senda, también recomendable, nos habría llevado a través de la Solà de'n Brull hasta la Font de l'Ombría y pasando por el Salt de Robert podríamos haber llegado también a Fredes, pero bastante teníamos nosotros por delante como para insertar variaciones extras.



Volvimos hasta la bifurcación, cogimos la senda correcta y nos llevó por unos parajes donde nos faltaban ojos para mirar a todos lados y no tropezar con alguna piedra. Nos salieron al encuentro unas cabras, que nos saludaron como a colegas que somos y a las que educadamente devolvimos el saludo: "¿Va béééééé?" "Pues sí, aquí, echando la mañanita". Y siguieron su camino.

Y nosotros el nuestro. Llegamos a la puerta del Portell de l'Infern y pasamos entre sus colosos de roca que parecen los guardianes de la entrada. Le encontraba cierto parecido con el Portillón superior del Aneto por lo de que cambia completamente la visión del paisaje que aparece ante nuestros ojos en cuanto pasas a la otra vertiente.



Son momentos para deleitarse en silencio.




La senda nos llevó a través de sus balmas y vimos los dos curiosos abrevaderos, formados por troncos vaciados colocados estratégicamente cerca de la base de las rocas, donde se hace coincidir la gota que cae de la filtración sobre unas losas de piedra para que discurra hacia el tronco, o al menos así están dispuestos ahora.







Nos costaba marcharnos del lugar. Más adelante nos subimos a una roca y Jose nos hizo la foto central mientras observábamos a la distancia y nos despedíamos de aquel lugar.








Llegamos al Masset de Pixón, que tenía una explanada junto a la puerta y desde la que pensamos que en verano se estaría de maravilla sentados allí en una mesa y comiendo o cenando y viendo el paisaje o las estrellas.

Ya iba haciendo hambre. Pasamos por la Font del Teix, cuyo abrevadero tenía un centímetro de hielo, pero decidimos no parar hasta llegar al pueblo.





Llegamos a Fredes y nos dispusimos a almorzar, protegidos de una brisa que soplaba en ese momento, sentados en los bancos de un parque que hay cerca de la carretera y, una vez reconfortados, continuamos. Ahora siguiendo las marcas del GR-7, que nos es vagamente familiar.

A partir de aquí comenzaba otra ruta, aventurera, en la que seguiríamos uno de los senderos recomendados en el mapa de la Tinença, sin marcas, y del que no sabíamos si sería fácil su seguimiento ni el estado en que se encontraría.

Un poco más adelante alteré un poco el recorrido previsto y al cruzar la pista que va a la Colonia Europa, seguimos recto campo a través para evitarnos una curva del track y llegar directos al vértice, donde nos hicimos la foto de grupo.




Por la ortofoto, sabía para bajar tendríamos que improvisar. Nos pusimos a ello e intentamos sortear la fuerte pendiente buscando el mejor paso. La bajada se hizo agradable y nos regaló la vista de unos pinos enormes.



Subimos a la zona de La Palmereta, donde teníamos que ir por la cresta durante un rato.


De vez en cuando nos teníamos que parar para disfrutar con el paisaje. En la tercera imagen se veía a lo lejos la población de El Ballestar.







Comenzamos a bajar por el cortafuegos y antes de llegar al final hay que estar pendiente de desviarse por una senda que nace a la izquierda. Esta senda está muy cuidada. Es fácil y agradable caminar por ella como si fuera una alfombra. Le han puesto hasta piedritas en algunas partes de los laterales. Tan bien se iba por ella, que creo que comenzamos a cantar de nuevo el "aibó, aibó, aibó", pero cuando comenzamos a hacer lazadas de subida algo no me cuadraba, ya que yo pensaba que teníamos que bajar. Miré el gps y "voilá", nos habíamos colado por la senda bonita, pero nosotros debíamos habernos desviado por la derecha mucho antes. (Y eso que llevábamos 3 gps, pero claro, hay que mirarlos, jeje).



Retrocedimos y cogimos la correcta, ésta no tan arreglada, claro. Y llegamos a la Solana de les Gralles donde Jose, mirando el cortado que aparecía ante nuestros pies, dijo: "¿Y ahora qué?" El track del sendero recomendado tiraba más o menos recto, pero era imposible bajar por allí. Se nos pasó por la cabeza intentar bajar por la pedrera pero no sabíamos si tendría continuidad. Kiquet y Manuel Carlos fueron hacia el comienzo del barranco de la derecha buscando una bajada y el resto les seguimos.



Como se ve en la imagen central de arriba, la primera pedrera es la que pensamos en bajar y no sé si se vería alguna solución cuando se llegara abajo, pero a continuación de ésta se ve otra pedrera que acaba en el vacío. Se acaba y ya está. Fin. Da cosa sólo de pensarlo.

No sabemos por donde trazaron los del mapa la bajada pero por donde fuimos nosotros nos fue bien. Bajamos al inicio del barranco de la derecha y fuimos descendiendo. Hay un momento en que hay que desviarse a la derecha por una intuible senda. Ésta nos lleva en leve ascenso hasta el otro cortado que señalo en la imagen inferior y donde Jose volvió a preguntar: "¿Y ahora qué?"



Volvimos a encontrar la solución por la derecha y por una senda medio difusa y en continuas lazadas, fuimos bajando hasta la balsa y su abrevadero, que era nuestro punto de referencia. Mucho antes de la bajada, Kiquet iba diciendo que ya veríamos si podíamos bajar. Yo, de vez en cuando, en broma le decía que ya estaba clara, y él me decía que aún no me podía vender la perdiz. Así una vez y otra, hasta que cuando ya vimos que no habría problema, me dijo que ya me la podía vender.



Llegamos a la pista y seguimos el recorrido. Un poco más allá vimos el lugar donde, efectivamente, desemboca la senda que deberíamos haber seguido, pero nosotros desde arriba no encontramos la conexión. Sólo se me ocurre que pueda ser por la derecha del primer "ahora qué" (jeje) y seguir por aquel barranco, pero desde arriba no parecía posible.



Pasamos por debajo del Pont del Reclot y después de cruzar la carretera llegamos a la Font dels Baciets.



Podíamos ver a nuestra derecha, en un lugar idílico, el Monasterio de Sta. María de Benifassá. La vegetación no nos dejó ver el promontorio ni, desde lejos, ninguna de las ruinas del Castillo de Beni-Hassan que se encuentran en él.


Sobre este tramo nos había advertido Ángel Salom que cuando ellos pasaron cerca del convento hace tiempo, las coscojas estaban muy altas y tupidas y dificultaban el paso. Se ve que han limpiado la senda recientemente porque ahora está perfecta, si bien ya se puede observar cómo la vegetación está empezando a brotar.









En esta zona acompañaban a la senda, de vez en cuando, unas descoloridas marcas de color naranja, por lo que viendo que coincidían con el track, las fuimos siguiendo. Al llegar a la altura de donde debería estar la Font de la Boteta, vimos que deberiamos desviarnos para buscarla y no lo hicimos. Continuamos bajando hasta llegar a un barranco, donde sorpresivamente desaparecieron las marcas: "¿Y ahora qué?"

Comenzamos a andar hacia la derecha, pero enseguida vimos que el track debía ir por la izquierda, por lo que allí que fuimos recorriendo este estrecho barranquito que, de manera natural, se encontraba completamente limpio de vegetación.



Más tarde salimos del barranco por la derecha y aquí tuvimos el tramo más perdedor de la jornada. La senda a veces se adivina y en otras ocasiones no queda más que guiarse por el gps hacia la dirección correcta.




Al final vimos el pantano allá a lo lejos, que se había hecho bastante de rogar y ya sin más, sobre las 15:30 horas llegamos al Mas de Joan, donde teníamos aparcado el coche.



Bajamos al pantano para proceder al relajante baño de pies y podemos confirmaros que el agua estaba muy fría. Como allí hacía sombra y teníamos fresco fuimos con el coche hasta la carretera, donde encontramos un buen sitio para sentarnos a comer.





Una ruta exigente, muy variada y espectacular por sus vistas y el encanto especial de la zona de Els Ports. Donde es recomendable llevar una buena provisión de agua, ya que ninguna de las fuentes que vimos tiene agua apta para el consumo. También imprescindible el gps para orientarse, ya que en muchos tramos, incluso con él, el terreno se torna bastante perdedor. Al final la sensación que se nos queda es de que hemos hecho tres o cuatro rutas distintas en la misma mañana.







Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE

1 comentario:

  1. La Tinença nunca defrauda como siempre espectacular caminar por esas montañas. Esta ruta solo la conozco en parte y me ha gustado mucho, la tendré en cuenta.
    Estupenda entrada, saludos

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