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sábado, 21 de enero de 2012

14ª etapa GR-7 Comunidad Valenciana: Campamento de Tabarla a Cortes de Pallás / A+ 1013 m / 26,58 km

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"Súper en todos los sentidos"

Esta semana tocaba acompañar a Kiquet en la 14ª etapa del GR-7 a lo largo de la Comunidad Valenciana. Iríamos desde el Campamento de Tabarla hasta Cortés de Pallás o viceversa.

A la cita acudieron: Mari y Jose, Miguel, José Vicente, Kiquet, Manuel Carlos, Juan Carlos y un servidor. Nos dividimos, como siempre en estas rutas lineales, en dos grupos. Nosotros empezamos a viceversa, desde Cortes hasta el Campamento.

Aquí os dejo una simulación en 3D que he creado para que os hagáis una idea del recorrido.


Llegamos a Cortes de noche y aparcamos el vehículo en el primer aparcamiento que hay después de una subida a la derecha y con una temperatura de 2 grados, aunque no hacía frío. Comenzamos a andar cuando eran un poco más de las 7:30 por el lado de la carretera (no tiene arcen) y, en principio, ya que era en bajada, corriendo hasta llegar al túnel.

Sabíamos que teníamos por delante casi 9 km de carretera. En un principio habíamos pensado saltarnos esta parte. Simplemente no hacerla, pero durante la semana llegamos a la conclusión de que ya que nos habíamos propuesto seguir el recorrido del GR-7 en su totalidad, habría que apechugar y hacerlo pasase por donde pasase... y si no, haber elegido muerte (como en el chiste).



Definitivamente, quien quiera que sea el responsable del trazado debería plantear otra solución alternativa ya que al inconveniente de caminar por asfalto, del que huímos los caminantes siempre que podemos, se junta el peligro de que la carretera no tiene arcén ni posibilidad de ir por fuera y cuando te viene un coche de cara no puedes hacer nada sino fuerza con la mente para que el conductor no se arrime a nuestra orilla, porque hay muchos tramos en que no podrías apartarte ni saltar.

Disfrutamos de los bonitos colores del amanecer aunque nos perdimos, por la oscuridad, los boitos colores del pantano... una cosa por otra.



Nos ventilamos a paso muy rápido esos kilómetros de asfalto en ascenso hasta la bifurcación, más los de la pista asfaltada, ya que queríamos que esa situación durara lo mínimo posible.

Cogimos la pista asfaltada que lleva al Castillo de Chirel y más tarde por pista de tierra, seguimos ascendiendo con muy buenas vistas del pantano y de los vapores de agua que se quedaban enganchados entre los cañones del valle y bien podría haber salido Arturo con su Excalibur de allí en cualquier momento




Salimos de la pista por la derecha cogiendo una estrecha senda que seguiría elevándonos entre los olores de un monte húmedo por el rocío.




La senda está poco transitada y por momentos se estrecha tanto que se juntaban los laterales de coscojas, aliagas y romeros, produciéndonos los arañazos a que estamos tan acostumbrados. Cuando llegamos a la parte alta, el sendero se asomaba por la derecha al imponente Barranco de Espitel.




Kiquet llamó por teléfono al otro grupo y le dijeron que ellos tenían previsto almorzar en Venta Gaeta. Como esta etapa era más larga suponíamos que no nos juntaríamos a la hora del almuerzo. Se comentó medio en broma lo de que llegáramos a almorzar allí y yo dije que ni de coña íbamos a llegar a la vez, ya que estaba bastante lejos. No sé para qué dije nada, jeje, porque el ritmo no disminuyó y nos lo pusimos como objetivo.

Cuando llegamos a la cabecera del barranco, caminamos un rato por su lecho, ahora mucho más manso, pisando entre las hierbas cubiertas todavía por la escarcha.



Abocamos a una pista en un momento de planicie y podíamos observar al frente la Sierra del Martés. Nos desviamos de nuevo por senda por la derecha. Un tramo incómodo ya que hay mucha piedra suelta sobre un terreno arcilloso pisado por las ovejas y las lluvias recientes hacían que estuviera resbaladizo. En cuanto comenzamos a bajar ya podíamos ver la silueta de la población de Venta Gaeta allá abajo. La bajada también hubo que hacerla con tiento por la misma razón. En un momento vimos desde lejos cómo el otro grupo también estaba llegando por la carretera a la vez que nosotros.

Lo habíamos conseguido. Ellos habían recorrido 11 km y nosotros casi 16 km. Creo que nuestro grupo empezó a caminar algo antes que ellos.





Lo importante es que nos habíamos podido juntar en el almuerzo y así compartir las experiencias de cada parte, regando las viandas no sólo con el vino que portábamos sino con frescas cervezas y olivas del bar de Venta Gaeta, que disfrutamos agradablemente sentados en el parque que hay al lado.

Nos hicimos la foto de grupo y "volando", que es gerundio.


Teníamos ahora de cara la Sierra del Martés y hacia allí que nos encaminamos. Sabíamos que venía una larga subida y, con el buen tiempo que hacía, nos quedamos los 4 en manga corta.






Vimos a la izquierda primero a dos personas con chalecos reflectantes y más arriba a dos más apostados en un cortado. A los segundos ya les distinguimos las escopetas y suponíamos que se trataría de una batida de caza. No dejaban de mirarnos para controlar hacia donde nos dirigíamos pero nuestro sendero se fue alejando de ellos y parece que no interferimos en sus planes.







La senda en su tramo final abocó en una pista que nos llevó bajo el Pico del Moño o Ñoño, depende de donde se mire, y que dejamos a nuestra derecha.



Llegamos a nuestro punto más alto, al Collado del Rodeno, que nos dio paso a la otra vertiente de la montaña, ofreciéndonos esta magnífica panorámica.




De vez en cuando echábamos la vista atrás pudiendo ver ahora la otra cara de la Sierra del Martés, y cómo se iba quedando cada vez más lejos.




Tras unos cuantos toboganes llegamos al inicio del descenso final, que nos permitía ver de vez en cuando el río Magro en el fondo del valle.



La senda de bajada tiene una pronunciada pendiente y mis tres compinches se lanzaron hacia abajo a toda velocidad. Yo me quedé retrasado mientras hacía unas fotos y, como el terreno estaba húmedo y resbaladizo preferí tomármelo con calma. Llegué abajo y pasé por el antiguo Campamento de Tabarla.



Cuando estaba llegando a donde teníamos el coche, se oían gritos desde lejos y eran de ellos, que ya habían comenzado a refrescarse los pies en el río y al parecer el agua estaba muy fría. Disfrutamos de ese momento, como siempre, y nos despedimos del lugar siendo las 13:20.

Desde el coche llamamos al otro grupo para ver por donde se encontraban. Kiquet les había propuesto que cuando llegaran a la carretera llamaran por teléfono a un amigo suyo que tenía una casa por allí y que les acercara a Cortes y así les evitara los 9 km de carretera. Nos dijeron que les acababan de recoger y ya habían llegado al coche y empezaban el regreso.



La ruta de hoy no había terminado todavía. Nos dirigimos al chalet de los padres de Kiquet, en Calicanto y preparamos una buena torrá de carne y embutido que nos sirvió para poner el broche a la ruta de esta jornada.




Una ruta que a mí me ha gustado especialmente. Ha sido una gozada caminar por las sendas por donde discurre este tramo del GR y los paisajes que te va ofreciendo, haciéndola así bastante variada. No es recomendable hacerla en pantalón corto, ya que resultaremos muy arañados por la proliferación de la vegetación en algunos tramos. Hay que descontar el largo tramo de asfalto, pero incluso éste, al hacerlo al principio, cuando estábamos frescos y disfrutando del esfuerzo de la rapidez, tampoco es que me molestara en exceso, ya que se pasó rápido. La estupenda torrá y el momento de convivencia fueron el colofón a esta magnífica ruta, de la que me extrañó lo poco pisadas de las sendas cercanas al Barranco de Espitel, ya que valen mucho la pena.

He disfrutado y me he divertido mucho en esta ruta "súper" en todos los sentidos, supongo que como el chaval que hizo este video cantando la sintonía de Súper Mario Bros, haciendo todos los instrumentos con su boca y poniéndolos después todos juntos. Espero que os guste y que os haga terminar esta crónica con una buena sonrisa.








Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE.

1 comentario:

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