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sábado, 5 de febrero de 2011

0020-Vértices Geodésicos Más de Mil C.V.: Cabezo Blanco (1340 m) y 0094 San Cristobal (1100 m) / A+ 771 m / 22 km

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"Los imprevistos fueron los alicientes"



Esta vez le tocaba el turno al vértice geodésico nº 20 en altura de la Comunidad, Cabezo Blanco, con 1340 m de altitud. Accederíamos a él desde la población de Cortes de Arenoso, donde aparcaríamos en las proximidades de la Fuente del Pilar. Como cerca del pueblo hay otro vértice “Más de Mil”, San Cristóbal, de 1100 m, también pasaríamos por él.

La ruta estaba prevista así: Saliendo de Cortes, subir al San Cristobal (1.5 km) y llegar a la Masía de Cabezo Blanco. Desde allí subir al vértice (9 km), donde está previsto almorzar. Para subir hasta allí, el organismo oficial dice: “Desde la Masía Cabezo Blanco, por senda y campo a través, se asciende hasta el vértice en 20 minutos”. Ya veríamos, porque en el mapa no se ve senda. Tendríamos el Penyagolosa a sólo 11 km en línea recta y por su vertiente chula, por lo que igual gozaríamos de buenas vistas de él. La bajada la decidiríamos sobre la marcha, porque había dos posibilidades.

Una vez en la pista nos dirigiríamos al Coll de Corbin (11.5 km) donde intentaríamos buscar un pequeño tramo de atajo y al Mas de la Laguna (15.5 km). Veríamos desde lo alto la planta envasadora de agua (19 km) y llegaríamos a Cortes.

Para llegar al punto de inicio, fuimos por la A-23 de Sagunto hacia Teruel y cogimos la salida 73 a Rubielos de Mora, de ahí a Fuente Rubielos y Cortes de Arenoso. Sin entrar en el pueblo, tras una curva cerrada a la derecha y siquiendo la carretera, se encuentra la fuente.

Del dicho al hecho. Con este plan sobre la mesa llegamos a la Fuente del Pilar a las 8 de la mañana, en un día soleado, sin viento y, aunque el termómetro marcaba una temperatura de 3º, en realidad la sensación no era de frío.

A la cita acudieron: Manuel Carlos, Mari y Jose, Kiquet, Salva, Almudena, Miguel, Toni, Belén, a la que no veía desde hace tiempo y un servidor.

Esta vez a Jose se le fue la mano y me puso doble ración de poción mágica, por eso igual es por lo que ya veía doble a Miguel en la imagen que tomé a continuación.


Comenzamos directamente a subir, como dice el reglamento, oyendo el crujir de la tierra helada bajo nuestros pies.



A lo lejos veíamos las montañas de la Sierra de Gúdar, que conservaban todavía buena parte de la nevada de la semana anterior.


Llegamos a la Ermita de San Cristóbal y vimos que tiene al lado una estancia con unos paelleros y mesas. Tiene de especial que están resguardados del viento e incluso con algo de sombra. Una buena idea.



Al lado mismo estaba el primer vértice de la jornada, San Cristóbal, con 1100 m de altura. Este vértice es el nº 94 en altura de la Comunidad y no le tocaba ahora, pero como estaba al lado del pueblo y no era vistoso para dedicarle una ruta sólo a él, decidí incluirlo. Nos hicimos la foto de grupo, con la luz amarillenta de las primeras horas de la mañana y con las consabidas bromas de si ya habíamos acabado y que ya nos estábamos amanerando... ¡pues no nos quedaba todavía ná!


Continuamos la marcha y comenzamos a ver los primeros rastros de nieve en nuestro camino. Siempre produce alegría y más cuando no esperábamos encontrarla ya por esta zona.



Caminábamos ahora durante bastante rato hacia el Este y teníamos siempre como referencia enfrente de nosotros el Peñagolosa, a 11 km en línea recta, y algunos decían si les tenía alguna sorpresa preparada y es que íbamos a almorzar allí.



Nos dirigíamos ahora hacia el Barranco del Carro y antes de meternos en él vimos un abrevadero con una capa de hielo de más de 5 centímetros, en cuya superficie Toni se permitió unos pasos de patinaje. Encaramos el barranco y algunas de las chaquetas que habíamos guardado en las mochilas dada la agradable temperatura, salieron rapidamente de su escondrijo, ya que en el barranquito, al que todavía no había dado el sol, hacía un frío de perros y el arroyo que lo atravesaba estaba completamente helado con una gruesa capa.



Avivamos la marcha para volver a salir donde daba el sol y vimos con alegría una subidita ¡qué cosas!, que nos haría recuperar la temperatura. Llegamos a uno de los atajitos que había previsto para la jornada (tercera imagen) y que consistía en una fuerte subida para llegar a la pista superior, por una zona en que se subía duro, pero bien.



Llegamos a la pista y enseguida a la Masía de Cabezo Blanco, desde la cual, según había leído en las páginas del Instituto Geográfico Nacional: “Desde la Masía Cabezo Blanco, por senda y campo a través, se asciende hasta el vértice en 20 minutos”.


Senda, lo que se dice senda, no la había visto desde la foto del satélite y tampoco la vimos "in situ" por lo que, una vez enfilados por la vertiente y reteniendo todos en la memoria la dura silueta de este tramo del perfil que había publicado, emprendimos la subida buscando el mejor paso y cada uno a su ritmo.

Algunos nos fuimos adelantando y desde arriba pudimos ver la gran pendiente que habíamos subido y cómo llegaban Mari y Jose. Estos nos dijeron que habían visto a Luis Gispert abajo, en la ladera, que iba caminando solo, haciendo su ruta particular, pero que ya había almorzado y que no podía subir con nosotros porque se le hacía tarde para cumplir su plan de la mañana ¡Un saludo a Luis!



Estas son algunas de las vistas que se podían observar desde lo alto del vértice.


Dada nuestra situación podíamos ver en esta imagen el Peñagolosa al fondo y a la derecha el brillo del mar, de color anaranjado.


Y la Sierra de Gúdar, como los aseos de los bares: "al fondo a la derecha".


Aquí está la risueña foto de grupo, donde Manuel Carlos y Salva no paraban de meterse con Toni y tenían entre los tres "un enredo particular".


Para variar, optamos por la opción cañera y bajamos del pico por otra muy fuerte pendiente. Ésta, además, contó con el aliciente de que al estar en la umbría, conservaba bstante nieve y pisar por ella, en contra de lo que puede parecer en un principio, facilita que se claven las botas y hace bastante más fácil la bajada. Había que bajar a las hileras de chopos que se ven en la primera imagen y hacia allí que nos dirigimos.



Volvimos a cruzar el Barranc del Carro y comenzamos a ascender por una vertiente que tenía la pista nevada.



Desde uno de los recodos que hizo la pista pudimos ver esta imagen que guardaremos durante tiempo en nuestras retinas.


Cuando llegamos a la partida de Las Moletas, tenía previsto otro atajillo para evitar una buena vuelta de la pista y así ir salpimentando la ruta con pequeñas dosis de aventura en un recorrido en el que, por la orografía del terreno, no había podido encontrar demasiadas sendas que me vinieran bien.



Cuando llegamos a las inmediaciones del Coll de Corbin nos topamos con un primer impedimento. Una valla de alambre trenzado frenaba nuestro avance. Yo tenia previsto seguir recto por una pista que se veía claramente desde el aire. Estuvimos dudando en si meternos o no, pero pensando que desconocíamos si había animales dentro decidimos dirigirnos un poco hacia el sur por una pista y ver si después podíamos recuperar el recorrido previsto o improvisaríamos otro de regreso. Consultando el mapa ví que quizás sí que podríamos enlazar.



Continuamos hasta que la pista hace un largo giro de 180º y Manuel Carlos y yo, que íbamos en ese momento por delante, comentamos que había muchas posibilidades de que, atravesando una loma que teníamos enfrente, pudiéramos conectar. Se nos presentó de nuevo la cerca de alambre, pero en esta ocasión estaba abierta al camino, por lo que vimos que sí que podríamos haber pasado por la valla directamente hace un rato. Estas improvisaciones han sido posibles en esta ruta porque la vegetación del terreno lo permite. En otras circunstancias y lugares no podríamos ni pensarlo.



Tras atravesar la loma y otra fuerte y divertida bajada, llegamos a la planicie del Mas de la Fuente de la Hoya, enlazando con el track previsto que nos venía por la derecha.



Las cosas que uno no se espera hacen que uno piense que va más a la aventura y no está todo tan medido. Dentro de unos límites, claro. Lo mismo les ocurre a los usuarios de esta terminal de tren de Liverpool que, sin esperárselo, se ven metidos en un montaje que una compañía de teléfonos llevaba preparando durante semanas, con el lema "Life's for sharing" (La vida es para compartir). Bonito ¿no? Vídeos de este tipo han habido varios pero creo que éste es de los mejores ¡Que lo disfrutéis! A mí me encanta.



Continuamos y nos fuimos topando con numerosas vallas de alambre que, ahora ya, sí que las abríamos sin pensarlo y las cruzábamos, dejándolas otra vez cerradas a nuestro paso y llegamos al Mas de la Laguna. Un conjunto de casas abandonadas que parecen una pequeña aldea y que visitamos por dentro.


No sé en qué momento capté una conversación que estaba teniendo lugar entre algunos miembros del grupo, que andaban entretenidos hablando sobre lo ideal o no de venirse a vivir aquí o a un sitio como éste y las cosas que se traería cada uno... ¡Demasiado oxígeno en las rutas!



Salimos del onírico paraje y atravesamos un campo que parecía una plantación de fósiles, de tantos moluscos petrificados que había desparramados por el suelo.



La pista nos fue acercando al barranco por donde circula el Río de Cortes y, paralelos a él, viendo la planta embotelladora de agua al otro lado, llegamos al pueblo. Lo atravesamos, parándonos en una fuente de agua fresquita para reponer agua y terminando la ruta a las 14:30 horas.

Kiquet comentó la posibilidad de que, aunque no estaba previsto quedarse a comer, como se había hecho más tarde de lo que pensábamos, tomar un bocadillo en un bar. Hicimos las pertinentes llamadas telefónicas para avisar y paramos en un bar que hay enfrente del lavadero, donde nos hicieron sendos bocatas de los que, acompañados de cerveza con limón, dimos cuenta agradablemente sentados en el exterior de la terraza.

Una vez concluido y ya en el lugar de los coches, procedimos al relajante "momento pies" en la fuente, que esta vez más parece un anuncio de las novedades en gafas de sol de esta primavera.




Una ruta en la que, para enlazar todo lo que quería, no había muchas sendas para elegir y que son siempre mi primera prioridad, pero que con la nieve, los atajos, las trochas y los imprevistos han hecho que resulte muy entretenida.

Las vistas del Peñagolosa nevado y las fuertes bajadas han sido muy chulas, así como pisar los caminos nevados mientras hacía un sol primaveral e íbamos en manga corta. Y,sobre todo, el agradable esfuerzo, el buen humor y la compañía.

Un saludo a todos y hasta la próxima.

Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE
Pulsad par ver la presentación de "Más de Mil"

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